
Extraviada en un mundo de túneles y pasillos, atajos y bifurcaciones, entre paisajes turbios y oscuros rincones, las personas temblamos ante la imposibilidad de toda meta y el fracaso de todo encuentro.
Tantos son los motivos para dudar de todo...
Cuando perdemos el sentido con el cual hemos vivido, volvemos a los lugares donde nos hemos planteado angustiosas interrogantes acerca de la existencia.
Los tonos de la tarde me invaden con extrañas presencias que antes no percibía...
El pensamiento se me hunde en el desgarro, el dolor rompe el tiempo... quizá sea el fin...
¿Hacia dónde se han vuelto ahora las palabras?
Esperaba que la intuición me guiara...
El desconcierto de pertenecer a un tiempo en que se han derrumbado los muros, pero donde aún no se vislumbran nuevos horizontes...Falsas luminarias pretenden cautivar nuestra voluntad desde las pantallas. Debemos de pensar que no hay cambio posible cuando el valor de la existencia es menor que el precio de un aviso publicitario.
El escepticismo se ha agravado por la creciente resignación con que asumimos la magnitud del desastre. La banalidad con que se degradan los sentimientos más nobles, degenerando a las personas en una patética caricatura, en seres irreconocibles en su humanidad.
La verdadera resistencia es la que combate por los valores que se consideran perdidos...
Les propongo entonces que nos abracemos en un compromiso: salgamos a los espacios abiertos, arriesguémonos por el otro, esperemos, con quien extiende sus brazos, que una nueva ola de la Historia nos levante... quizá ya lo está haciendo, de un modo silencioso y súbterraneo, como los brotes que laten bajo las tierras del invierno.
En tiempos oscuros nos ayudan quienes han sabido andar en la noche...
Volveremos a brindar por todo lo que se pierde y se encuentra: la libertad, las cadenas, la alegría y ese cariño oculto que nos arrastra a buscarnos a través de toda la tierra
El obstáculo no impide la Historia, nos recuerda que las personas sólo cabemos en las utopías...
Sólo quienes seamos capaces de encarnar la utopía seremos aptos para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido....
Recuperar su abrazo...